
Siete años tardé en decidirme a escribir, y hasta ayer la duda de como hacerlo sin traicionar la confianza. De todos modos el homenaje era impostergable. Hace diez que no nos vemos, pero los recuerdos están intactos: cada palabra exacta, cada momento compartido. Testigo privilegiado que la vida me puso en las bisagras más rotundas: un pasado fenomenal lleno de reconocimiento, un presente plagado de incertidumbre y necesidades, un ocaso prestigioso y solitario.
Para mi siempre será "la Láinez”: amiga, confidente, compañera de juegos, madrina de mi oficio, la admirada actriz, la querida señora.
Si es que me recuerda, tal vez siga siendo "el nene", "el hijo que no tuve", "mi amiguito", "el testigo de mi boda".
Pero si para unos cuantos fue la autentica chica Almodóvar, para muchos de mi generación que conocimos a Niní Marshall, Margarita Padín, Leonor Rinaldi, Olinda Bozán y Pepita Muñoz, la figura de Nelly Láinez con sus vestidos floreados, sus aros de caireles y pelucas multicolores es y será por derecho propio LA ULTIMA COMICA, heredera natural del trono de la risa.
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